miércoles, 22 de octubre de 2014

LOS CAMINOS DEL MAR

                 "Los caminos del mar" de Magdalena Albero Andrés

Atenas, año 286 a.C. La joven Irene tiene 15 años , y cuando no era más que una niña, perdió a su madre y a sus hermanos a causa de la peste. Desde aquel momento, quedaron solos su padre, Kleón, y ella, y Kleón decidió romper las tradiciones de aquellos tiempos, que relegaban a un segundo plano a la mujer en cuanto a educación se refiere, y crió a su hija fomentando en ella el interés por la cultura y el saber, por lo que Irene se ha convertido en una mujer culta, inteligente y con la misma preparación que cualquier hombre de la época pudiera tener.

Desgraciadamente, Irene tendrá que enfrentarse a un nuevo duro golpe que la vida le tiene preparado. Debido a los cambios políticos que está viviendo el país, Kleón será acusado injustamente de traición y será enviado a la cárcel. Preocupado por el futuro y el bienestar de su hija, Kleón encomienda a su familiar y gran amigo Herófilo, el cuidado de Irene hasta que él pueda salir de prisión y solucionar los problemas en los que ahora se ha visto involucrado.
Herófilo de Calcedonia, es un gran médico y maestro que vive en la actualidad en Alejandría junto a su amada esposa Caledonia. Comenzará así el primer viaje de Irene, que se verá obliga a abandonar su ciudad natal para comenzar una nueva etapa en la lejana ciudad egipcia junto al gran Herófilo, quien, con total dedicación, continuará la labor de aprendizaje que había iniciado su padre.

Sin embargo, el destino querrá que antes de llegar a su destino final en Alejandría, Herófilo, su discípulo Linos e Irene, tengan que pasar, en contra de su voluntad, una larga temporada en la isla de Creta. Será en esta isla donde Irene comience a ver de cerca cada día el trabajo médico realizado por Herófilo y por Linos, y poco a poco se dará cuenta de lo interesante y apasionante que es la medicina, y será en ese momento cuando se despierten en ella las ansias por aprender una ciencia que en aquellos días estaba completamente prohibida a las mujeres.

Comienza entonces en Creta su formación como médico al lado de uno de los más grandes de la época, formación que continuará en la Escuela de Medicina de Alejandría, donde Herófilo tendrá serios problemas por permitir que una mujer pretenda ponerse a la altura de los hombres.

El lector acompañará a Irene día a día, y será testigo directo tanto de la evolución interior que experimentará nuestra protagonista como del duro camino que tendrá que seguir para lograr convertirse en médico. Viviremos con ella su primer amor, su primera pasión, sus éxitos, sus fracasos...pero sobre todo veremos cómo Irene sale airosa de cada golpe que le propina la vida, cómo lucha por sus convicciones y por conseguir abrirse un hueco en un mundo en el que los hombres eran los únicos que podían llevar la voz cantante.

Uno de los mejores puntos que tiene la novela es la cuidada ambientación en la que está recreada nuestra historia. La autora logra desde el primer momento trasladarnos a la Grecia y a la Alejandría de aquella época, se ve que ha hecho un minucioso trabajo de documentación para hacernos partícipes de las costumbres y el estilo de vida que existía en aquellos tiempos.

Me ha gustado mucho que Ptolomeo I , rey de Egipto, aparezca en la novela codeándose con otros personajes reales como Herófilo de Calcedonia pero también con los personajes ficticios que protagonizan esta novela. En el libro queda perfectamente reflejado el interés que Ptolomeo tenía por convertir la ciudad de Alejandría en uno de los centros culturales y económicos más importantes del Mundo Antiguo, y así presenciamos las obras de construcción del famoso faro, los inicios de su Biblioteca, la importancia que se le daba al arte y a los estudios en el Museo, y también el floreciente comercio que se vivía en su puerto. Ptolomeo I y su esposa eran unos eruditos, y durante su gobierno se esforzaron por trasmitir la importancia de cultivar el saber entre sus súbditos, y así lo respiramos en las páginas de nuestra novela.

Otro personaje que tengo que mencionar pues fue uno de mis favoritos es la hetaira Areté, a quien Irene conoce en uno de sus viajes y que se convertirá en una gran amiga. Encontré en Areté muchas de las cualidades que me habría gustado ver en la protagonista; para mí Areté representa la fuerza, la valentía, la inteligencia...Me gusta que en aquellos días las mujeres que no se conformaban con casarse y ser relegadas a un segundo plano, prefirieran convertirse en hetairas (mujeres independientes, cultas, libres que ejercían la prostitución en la antigüedad), para al menos poder vivir la vida como ellas querían y no siendo anuladas y sometidas a la voluntad de un marido, que era lo que tenían que hacer la mayoría en aquella época.

Como puntos negativos tengo que mencionar principalmente la monotonía de la narrativa de la autora, que a pesar de tener una prosa sencilla,clara y sin artificios, no logra trasmitir sensibilidad ni emocionar como debería... A mí no ha conseguido hacerme vivir la historia en primera persona, que es como me gusta vivir este tipo de historias, he vivido este libro como una mera espectadora, una espectadora que veía la sucesión de los acontecimientos de manera lineal, sin vuelcos en el corazón, sin conseguir que se erizara el vello de la piel, sin intensidad en las partes que así lo requerían... La escritora tenía una muy buena historia, pues a mí me ha parecido la mar de interesante, sin embargo no ha sabido contárnosla con la fuerza que podría haberlo hecho. La figura de Irene no se ha explotado al máximo, se le podría haber sacado mucho más partido y a veces  el desarrollo de los acontecimiento en vez de fluir de manera más natural, resultaba forzado y como metido con calzador. La sorpresa me la he llevado cuando he leído las últimas páginas que forman el epílogo de la novela, ya que en esta parte final de apenas ocho páginas, la autora dota a cada párrafo de una gran carga emotiva y muchísima sensibilidad, y al terminar el libro sólo pude preguntarme que por qué no habría hecho lo mismo en el resto de la novela.


Así que, si queréis sumergiros en el fascinante mundo antiguo pasando unos días por tierras helenas y egipcias, asistiendo a los primeros pasos dados por la ciencia médica y la cirugía, escuchando a grandes sabios, maestros y filósofos hablar sobre la vida y lo que realmente importa, siendo testigo de la lucha que algunas mujeres comenzaron ya hace cientos y cientos de siglos por conseguir una igualdad que tanto se ha tardado en conseguir y por la que todavía se sigue luchando...no dudéis en adentraros en "Los caminos del mar" para acompañar a Irene en su apasionante aventura por la vida.


6 comentarios:

  1. De momento y con todo lo que tengo por leer, no me convence mucho y la dejo pasar, gracias por tus impresiones.
    Besos

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  2. Lo tengo pendiente. ¡Qué lástima que no logre transmitir y llegar si es tan buena la historia!
    Besos

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  3. Tiene buena pinta pero por ahora no creo que lo lea.

    Saludos

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  4. El argumento me llama bastante. Pero que no sea capaz de emocionar, transmitir... Hace qeu baje un poco mis expectativas.
    Besotes!!!

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  5. No soy muy de novela histórica (y menos aún TAN histórica :D) pero siempre me han interesado los orígenes de la medicina. Pero parece que es una historia desaprovechada, sin fuerza (qué pena), así que no me voy a animar.

    Gracias y besos!

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  6. Acabo de terminar la lectura de esta novel me sorprendió muy gratamente. En cuanto a lo que se comenta de que no hay ausencia de fuerza narrativa, pues en este punto no estoy muy de acuerdo. Es una novela con la que la autora consigue transportarnos a la Gracia Clásica pues la encuentro muy bien ambientada y hay personajes con mucha fuerza, sobre todo los femeninos, como Irene, Caledonia o Areté, la hetaira. Para ser su debut como escritora es un muy buen comienzo. Saludos.

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